9.1.12

Peregrino de amor

El príncipe Ahmed el Perfecto o el peregrino de amor es uno de los cuentos de la Alhambra del estadounidense Washington Irving. Narra como el joven príncipe es encerrado en una torre para evitar que sufra por amor, mientras que aleccionado por un erudito va acumulando todo tipo de saberes entre los que se encuentra el lenguaje de las aves. Gracias a una paloma comprende su significado y sabe de la existencia de la princesa Aldegunda, también cautiva. Decidido, escapa de su presidio en pos de su amada y con la ayuda de una lechuza y un loro consigue llegar hasta ella. Él, veneno y antídoto de la princesa, consigue sanarla. El rey cristiano lo recompensa dejándole elegir entre cualquiera de sus tesoros, el astuto peregrino del amor escoge una alfombra mágica que los transporta hasta el palacio de la Alhambra del que se convierten en sultanes.
"-¡Oh, amor, amor otra vez y siempre, como cantan los pajarillos! - repuso el príncipe -. Dime, paloma preciosa, ¿puedes explicarme lo que es el amor?
-Sí, príncipe mío, porque lo sé muy bien. Es el tormento de uno, la felicidad y el agrado de dos, la disputa, la antipatía y la enemistad de tres. Es como un conjunto que junta a dos seres que antes estaban alejados, los encadena en deliciosa simpatía haciendo la dicha de ambos, si están en compañía, y la desgracia de cada uno de los dos cuando se separan... ¿No hay ningún ser en la tierra a quien te halles unido por estos lazos de tierno afecto?"
En la historia descubrimos que al amor, al igual que al mar, no se le pueden poner fronteras, que su poder es tal que impera sobre cualquier religión, que nadie debe interferir en el sentimiento que se profesen dos personas, que la sabiduría se muestra con múltiples caras, que la felicidad se encuentra en los pequeños detalles, que el esfuerzo y persistencia obtienen recompensa, que la lealtad de un amigo es impagable y que hay conocimientos, como el amor, que no pueden ser estudiados sino vividos.

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